Para comenzar, quiero aclarar a los padres (irresponsables) que la Pensión Alimenticia, es un derecho de las/os hija/os. El dinero otorgado es para el gasto de las/os hijas/os y no para las “queridencias” de las mujeres; las ex.
Hago la aclaración, porque cuando se inicia un proceso de esta índole, lo primero es “requisar” a la madre: “¿cuánto ganas vos? Vos vivís mejor! Ya tienes un nuevo hombre!”. Cantidad de sandeces que salen, al parecer, de una extraña conexión entre el ano y la boca de algunos hombres (aunque lo digo desde mi hígado, prevalece más mi experiencia).
Hace dos meses, mi hijo logró acceder a un derecho que la Constitución Política de Nicaragua establece, leyes y códigos. Acceder a ese derecho, conlleva una lucha de largos, agotadores, desgastantes, caros y humillantes meses. Mi caso duró “tan solo” 10 meses.
Conocí mujeres que llevan tres años con esto. Las admiro! Yo, a los seis, y ante cada golpe bajo que recibía de mi ex marido y su madre abogada, estuve a punto de desistir.
Honestamente es un calvario. Es increíble darte cuenta cómo te afecta emocionalmente.
Supongo, que algo (mucho) tienen que ver las ilusiones que nos hicimos con el padre de nuestras/os hijas/os. Ver que él es capaz de barrer el suelo con nuestra integridad con tal de no soltar 100 pesitos (unas 4 ‘bichas’ aproximadamente).
A eso, sumémosle el sistema, las leyes, los ‘acogedores’ Juzgados de Familia, limpitos y con personal adecuado (supernumerarios), una Defensoría Pública y hasta Jueces que se toman ‘unas horitas’ para secar nuestras lágrimas.
Las artimañas legales utilizadas por algunos hombres y sus abogados, hacen que el proceso se alargue, te canses y hasta desistas. Por ejemplo, mientras introducís un escrito, aquel puede estar renunciando para no pagar pensión provisional. Y es ahí, cuando la impotencia nos embarga, es ahí cuando muchas se dan cuenta que necesitan un abogado privado porque tu defensor público tiene muchos casos y va más lento.
Entonces vas y le pedís al Juez que te ayude con tu causa. Y este te promete celeridad, pero no hay súplica que valga ante el ‘debido proceso’, aun estando frente a un cabrón arrogante, que mediante artimañas legales sucias retrasa el proceso en busca de no hacer valer un derecho, el de su propio hijo. Es ahí cuando se te sale el hígado.
Este texto, más que catarsis escrita personal, es para decirle a las mujeres que:
1. Demandar la Pensión Alimenticia, es un derecho de nuestras/os hijas/os. Que también son hijas/os de él.
2. Cánsate, pero no desistas. Aun cuando las cosas se pongan difíciles.
3. No somos poderosas, para hacernos cargo nosotras solas de nuestras/os hijas/os, sus hijas/os.
4. Mientras menos mujeres demanden Pensión Alimenticia, más hombres normalizarán el “No Pago a la Pensión Alimenticia” y con ello dejaran más hijas/os regadas/os.
5. Con toda la lentitud (según yo, no la institución) que se gastan, considero que el sistema está a favor de las/os hijas/os.
6. No esperemos que nazca en él (padre de mi hijo) la voluntad… eso no pasará! Así que ánimo, demandemos y hagamos valer el derecho que tienen nuestras/os hijas/os.
Para mi hijo, su hijo, la juez decretó una pensión del 30% de los ingresos ordinarios y extraordinarios (sobre la base de su salario real) que mi ex pareja percibe. Un monto MAYOR, en relación a lo que él ofreció para el desarrollo integral de su hijo, mi hijo.