No había terminado de dar mi último bocado cuando sonó mi celular. Dante estaba enfermo. Era lunes al mediodía y debía abandonar mi ‘empleo temporal’ para atender mis ‘deberes’ de madre.
En ese trayecto, desde Bello Horizonte hasta la UCA, pensé: “en otro trabajo ya estaría corrida”. Con apenas tres meses, ya casi al cumplirlos, creo que he pedido permiso de ‘salida de urgencia’ al menos tres veces y otras ni he logrado llegar a la oficina por emergencias infantiles.
Ser madre, ya dije que es cansado y frustrante, pero en este caso ser madre no me combina con ser profesional. He escuchado varios casos en que las mujeres al regresar del ‘post natal’ han sido despedidas.
Otros, que las despiden porque al igual que mi persona sus hijos tienen una ‘mala racha’ de enfermedades y ‘solo son pedir permiso’. O bien, las empresas ‘precavidas’ que en sus políticas se abstienen de contratar mujeres porque no salen rentable.
Desde el embarazo, porque aunque no es una enfermedad nuestro cuerpo enfrenta cambios, que difieren para cada una, porque al no ser seres uniformes, vivimos la maternidad de diferentes manera. Y bueno 7 kilos extras generan ‘molestia’.
Entonces “sale embarazada; rinde menos. Luego viene el pre natal, el post natal y los permisos para visitar el médico y actividades escolares”. No es rentable y optan por contratar en su mayoría hombres, porque la ‘paternidad’ a ellos les exige ‘mucho menos’ pareciera que “no tienen obligaciones”.
Bajo prueba siempre
Nos gusta nuestra profesión y empleo, pero la maternidad condiciona nuestra vida. Tenemos sueños profesionales, deseos de seguir estudiando, crecer, trabajar en otras áreas, otros territorios, pero somos madres.
Y es cuando las dudas me embargan. La maternidad es un desafío. Hay sentimientos de alegría, impotencia, dolor, temor, angustia y amor, que nos pueden hacer sentir de diferentes formas; mal, culpables y raras; porque nos auto-exigimos por ser: una madre perfecta.
Ser madre es estar bajo constante prueba, además de la social, la personal. Tu resistencia física y emocional está bajo prueba. Hasta dónde eres capaz de aguantar en ese trajín diario. Porque no hablamos sólo de cuando él o los hijos se enferman, sino del paquete completo.
Cuidas de otra vida, esa vida depende de tu cuido, pero además está tu propia vida, que al final de cuentas debes cuidarla. Y no sólo físicamente, sino emocionalmente, y al trabajar te frustras por querer cumplir tus metas profesionales, pero además poder cumplir tu trabajo como madre.
¿Dónde encontramos el equilibrio? Chicas, no se alegren, no tengo la respuesta. Me gusta ser madre de Dante, pero me gusta mi trabajo y quisiera aún poder hacer otras cosas profesionalmente. Pero la maternidad esta tan valorada, que yo misma, aún con todos mis cuestionamientos, me siento culpable cuando salgo de Nicaragua por motivos laborales.
No sólo soy madre, antes soy mujer y soy una profesional. Y me lo repito y repito en diferentes momentos, como latigazos que me convenzan que debo navegar en diferentes aguas, pero al final mientras planifico la próxima gira de trabajo pienso: ay pobre Dante de nuevo lo dejo. Me siento culpable.
Texto de Maryórit Guevara (Madre Insurrecta)
Me ha gustado mucho tu artículo y sobre todo la crítica. Recoge muy bien el sentir de las mujeres que nos hemos educado para ser profesionales. Con la maternidad te das el golpazo en la puerta porque resulta que son dos cosas incompatibles, porque el mundo funciona así de mal. Es una lucha interna muy dura. Pero también diría que las mujeres que no nos rendimos, siempre encontramos la manera de combinar ambas cosas, aunque la vida se nos vuelva un doble desafío. Saludos Maryo.
Mirna
Completamente de acuerdo, no existen políticas familiares para lograr un balance entre la maternidad y la vida profesional, creo que es una «mentira» lo que te dice la gente de que sí se puede, pues yo pienso que no..o haces una bien o no haces nada bien asumiendo los 2 retos juntos (madre y profesión) si te enfocas en una por un momento descuidas la otra..así es esta vida para las mujeres de este siglo tristemente, creo que solo la que tiene capacidad de costearse una china puede lograr un mejor equilibrio pero al final esto es un lujo realmente , solo queda darnos ánimos disfrutar el tiempo de «calidad» que tenemos con nuestros peques..Saluditos! me encanta leerlas!